Hablaremos de un alimento básico, muy apreciado, querido, odiado, a veces eliminado y adulterado o manipulado para sacar partido de su buen nombre.
Hoy en día a todo lo que tenga miga le llaman pan, hay miles de variedades: integral, de cereales, baguettes, chapatas, de molde… Pero no todos son iguales ni sus cualidades nutritivas, hoy en la actualidad, son escasas por no decir nulas.
Veamos primero qué sería un verdadero pan: El mejor pan es el integral ya sea de de harina de trigo o de centeno o de espelta de cultivo ecológico, con levadura madre, que ésta se obtiene por simple amasado y reposo de la harina en forma de bola durante cinco días en un cuenco cubierto por un paño, así, la masa es predigerida favoreciendo la asimilación de los nutrientes y la flora intestinal se ve beneficiada por la fermentación; con un buen aceite de oliva virgen extra y con sal marina.
Este pan es difícil de encontrar, pero me alegra saber que todavía hay panaderos que utilizan estos ingredientes y algunos lo cuecen en horno de leña, vamos, como se hacía no hace muchos años.
Pero llegó la industria panadera con sus sucedáneos hechos con harina blanca refinada tratada con blanqueantes (dióxido de cloro o cloro gaseoso), emulsionantes, antimoho…eliminando sus vitaminas, como la B1, aminoácidos, como la lisina imprescindible para el crecimiento, minerales y oligoelementos y celulosa (su auténtica fibra). Se cambió la levadura madre por levadura industrial proveniente de cultivos industriales, con sulfatos y polifosfatos, disminuyendo, además, el contenido de vitaminas y minerales de la harina y afectando a nuestro hígado, con tanta química difícil de eliminar. [Read more…]