‘Una sociedad que depende de sedantes y estimulantes no puede hallar en sí misma la fuerza necesaria para sobrevivir’. René Dubos.
Normalmente vamos a comprar casi por inercia pero si nos acercamos y leemos los ingrendientes la cosa cambia.
Os propongo que miréis la etiquetas.
Más del 80% de un producto está compuesto por conservantes químicos y otros aditivos.
Hoy en día se calcula, incluso habiendo tomado conciencia sobre los peligros de los productos químicos, que son más de 5.000 aditivos en uso para realzar la apariencia, color, aroma, textura, sabor y cualidades de conservación entre otras. Muchos de estos aditivos químicos han sido relacionados concluyentemente con muchas enfermedades. No es casualidad el aumento de enfermedades ‘modernas’ que han surgido cuando la sociedad ha pasado de ser agraria a industrial.
A continuación, quiero compartir un texto del señor William Longgood que lo escribió a principios del s.XX y la verdad es que me encanta ya que refleja extactamente lo que está ocurriendo actualmente:
‘Prácticamente cada trocito de alimento que comemos ha sido tratado con alguna sustancia química en algún lugar del proceso. Tintes, colorantes, emulsionantes, antioxidantes, conservantes, potenciadores del sabor, suavizantes, aerosoles nocivos, acidificantes, alcalinizantes, desodorantes, humectantes, agentes secantes, gases, agentes que aumentan la anchura y el grosor, desinfectantes, defoliantes, fungicidas, neutralizadores, edulcorantes, agentes para evitar que se endurezcan o hagan espuma, acondicionantes, encurtidores, hidrolizantes, hidrogenantes, madurantes, fortalecedores, y otros muchos.
Éstos son los instrumentos del ‘técnico de la alimentación’…, brujo capaz de seducir, engañar y estafar. Su alquimia puede hacer parecer frescos los productos rancios, dar lugar a prácticas insalubres, enmascarar la calidad inferior, sustituir ingredientes más caros por productos químicos de valor nutritivo inferior o nulo. Casi sin excepción, estos productos químicos realizan su misión al precio de destruir valiosos minerales, vitaminas y enzimas, despojando a los productos alimenticios de sus cualidades naturales vivificantes’.
Tenemos de todo para llevar una alimentación sana y equilibrada. Os sorprendéreis de la cantidad de gente involucrada en cultivar y criar alimentos sanos y de forma natural.
¿Aditivos considerados como nutrientes?
La riboflavina o vitamina B2 en realidad es el E-101 y algunos carotenoides son los E-160a, utilizados como colorantes; o la vitamina C, que es el E-300 y algunos derivados E-301,302,304; la vitamina E, que es el E-306 y algunos tocoferoles sintéticos como los E-307,308,309, como antioxidantes; la lecitina, que es E-322 como emulsionante; las pectinas (E-440) y gomas (E-410, 412, 414, 415) componentes de la fibra sintética, se utilizan como espesantes, estabilizantes y gelificantes. Otros además, son el ácido acético (E-260), cítrico (E-330), málico (E-296), láctico (E270), clorhídrico (E-507) y fosfórico (E-338) así como algunos derivados de glicéridos de ácidos grasos (E-471, 472a, 472b, 472c), todos ellos permitidos según la Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo de 20/2/1995 en preparados de destete para lactantes y niños de corta edad sanos.
Cita de Kathryn Marsden, autora de Salud para tu estómago.
‘A pesar de nuestro rápido y casi terrorífico ‘progreso’ en ciencia, tecnología y comunicación, y de las enormes mejoras en nuestro modo de vida, es posible que no hayamos hecho tantos progresos en lo que respecta a la alimentación. Puede parecer que los supermercados rebosan de variedad, pero mire un poco más de cerca. La variedad de productos frescos que era tónica dominante hace unos años se ha visto reemplazada con un suministro de alimentos más limitado y no-tan-naturales, basados en trigo y maíz genéticamente manipulados, carne y huevos de granjas superpobladas, leche pasteurizada y de producción intensiva, azúcar muy refinado y grasas fabricadas, todo ello adornado con una pasmosa serie de productos químicos creados por el hombre, como los aditivos artificiales y restos de manojos de hortalizas que sólo llevan dando vueltas unos cuantos años. Esto ha pasado en un espacio de tiempo que no es lo bastante largo para que nuestros cuerpos puedan siquiera empezar a adaptarse: un simple nanosegundo en la biología evolutiva.’
Salud y Buenos Alimentos.
Yo Isasi
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