Aún recuerdo cuando éramos pequeños y nos embadurnaban con crema solar nada más llegar a la playa y si nos sentábamos en la arena o había aire nos convertíamos en croquetas…todo un verdadero pringue. No nos dejaban bañar una vez puesta la crema así que cuando incumplíamos la regla veíamos que no éramos los únicos ya que el agua olía a crema solar. Todos los niños estábamos a remojo con la crema recién puesta y dejando una gran ‘mancha Prestige’ a nuestro paso. Yo recuerdo que aún y así me seguía poniendo como un tomate e incluso me llegaba a pelar.
Más adelante era la excusa perfecta para pedir al chico que te gustaba que te pusiera crema en la espalda pero poco más recuerdo de sus ‘beneficios’. [Read more…]