Muchos de vosotros seguro que no habéis oido hablar de la irradiación de los alimentos y, otros, no sabéis por qué se utiliza este método ni para qué sirve.
Comenzó en Canadá en 1961 como método de conservación y para matar las bacterias dañinas de los alimentos, pero los más escépticos, entre los que me incluyo, creen que es una manera de sacar partido y rentabilidad haciendo daño a los consumidores. Me explico:
La industria alimentaria expone los alimentos (patatas, tomates, ajos, cebollas, especias, frutas, pescado, carnes, cacao, manzanas, naranjas, peras, trigo y arroz) a unas barras de cobalto 60 o de cesio 137, es decir, a radiación ionizada gamma, procedentes de los residuos radioactivos de las centrales nucleares. De ahí mi escepticismo sobre este procedimiento porque están utilizando y aprovechando la energía procedente de los residuos radioactivos de los reactores atómicos. Una manera muy loable y saludable de ‘reciclaje’, ¿verdad?
Este método de ‘conservación’ inhibe la germinación, destruye insectos, microbios, mohos, virus y bacterias, por ahora todo sería perfecto, pero destruye cantidades grandes de vitaminas, C, B1, B2, A, K y E, alterando las proteínas del trigo y arroz y produciendo los famosos radicales libres. ¿Y qué son los tan nombrados radicales libres o también llamados productos radiolíticos? Son sustancias que poseen un electrón extra que tiene propiedades magnéticas, son muy reactivas y están implicadas en la aparición del cáncer, artritis, enfermedades cardiovasculares, ataque cardíaco o apoplético y en el proceso de envejecimiento. Creo que con esta definición queda bastante claro el efecto que nos producen los radicales libres.
A parte de todo esto, que ya es preocupante, nuestro cuerpo acumula estas radiaciones nucleares y, además, en este procedimiento también se utilizan productos químicos (pesticidas e insecticidas) que se usan en agricultura. [Read more…]