Actualmente, la productividad de los océanos no da más de sí y es la acuicultura la que está tomando el mando.
Los criaderos son casi nuestra fuente exclusiva de pescado de agua dulce, salmón atlántico y mejillones. Hoy por hoy es muy difícil encontrar o elegir pescado y marisco de manera responsable y sostenible. Ahora se crían en todo el mundo unas 70 especies.
La acuicultura consigue controlar la calidad, el tamaño y el sabor para que los pescados crezcan deprisa, uniformes e ‘ideales’ para comer, dejando al margen las leyes de la Naturaleza. Ésto que a primera vista puede parecer muy ventajoso para el consumidor tiene sus grandes desventajas ya que estos ‘corrales costeros’ contaminan las aguas de los alrededores con desperdicios, antibióticos y piensos transgénicos no consumidos, permitiendo que peces genéticamente modificados se escapen y diluyan la diversidad de poblaciones salvajes que están en peligro. Se les alimenta con piensos a base de pescado, carne y soja y en algunos, les dan pescado salvaje en vez de protegerlo; algunas toxinas ambientales (PCB, bifeniles policlorados) se concentran en el pienso y se depositan luego en la carne del pescado. En estos criaderos, los pescados tienen un flujo de agua limitado, no hacen ejercicio por el poco espacio y su alimentación es muy pobre produciendo así pescados sin textura, insípidos y blandos, un trato y un método similares a los que reciben nuestros animales terrestres. [Read more…]